Lisístrata, de Aristófanes
versos 119 a 136
Cleonice. − ¿De qué? Di.
Lisístrata. − ¿Lo vais a hacer?
Cleonice. − Lo haremos, aunque tengamos que morirnos.
Lisístrata. − Pues bien, tenemos que abstenernos del cipote. ¿Por qué os dais la vuelta? ¿Adónde vais? Oye, ¿por qué hacéis muecas con la boca y negáis con la cabeza? ¿Por qué se os cambia el color? ¿Por qué lloráis? ¿Lo vais a hacer o no? ¿Por qué vaciláis?
Cleonice. − Yo no puedo hacerlo, que siga la guerra.
Mírrina. − Ni yo tampoco, por Zeus: que siga la guerra.
Lisístrata. − Y, ¿tú eres la que dice eso, rodaballo?. ¡Si hace un momento decías que te dejarías cortar por la mitad!.
Cleonice. − Otra cosa, cualquier otra cosa que quieras. Incluso, si hace falta, estoy dispuesta a andar por fuego. Eso antes que el cipote, que no hay nada comparable, Lisístrata guapa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario